Obras – Serie blanca y verde

Estas pinturas no tienen la voluntad de representar nada concreto. Aquello que importa de una pintura no es lo que representa, sino  cómo está hecho. Esto es primordial. Un retrato de Velázquez no es una buena pintura porque el retratado sea alguien notable o tenga un interés especial, el mismo retrato hecho por un pintor mediocre no tendría mucho valor. Importa como está pintado, no el qué, eso es todo.

Con todo, estas pinturas se asemejan a algo. Estoy seguro que nos traen muchas imágenes a la cabeza de cosas concretas. Toda pintura se asemeja a algo, esto es inevitable.

Son pinturas hechas individualmente, sin un plan demasiado concreto de inicio. Voy pintando según me parece, no podría decir a ciencia cierta como lo hago. De golpe unas imágenes, la pintura, un color al azar me seducen, continúo y con un poco de suerte el cuadro llega al final, sino lo deshago todo y vuelvo a empezar.

A mí me parecen evocadoras de un mundo antiguo, pero esto es muy personal, un mundo con claras referencias a la vegetación, a las religiones paganas, a los ramos, las ofrendas florales, etc… Un poco es la idea de James Frazer en su estudio de los mitos antiguos a través de la antropología.

Pero todo ello son cosas mías. Cada cual encontrará cosas según su pasado, según lo que haya vivido. Pero recuerdo al espectador que aquello importando es lo cómo está pintado y no el que representa.